¿Quién dijo que las huelgas no sirven de nada?

Durante los últimos años, hemos oído de forma machacona algunas argumentos como que "las huelgas no sirven de nada", que "los sindicatos están caducos y no hacen nada". Estas ideas, a fuerza de oírlas repetidamente, pueden llegar a instalarse en el imaginario de la cultura popular. Esto lo tienen muy claro casi todos los gobernantes del mundo.
Y, a priori, podría decir que estoy de acuerdo. Porque está claro que no sirve de nada una huelga sin huelguistas, una manifestación sin manifestantes, un sindicato sin afiliados. Pero esto no deja de ser una perogrullada, porque todo es así en la vida: no sirve de nada un partido político sin seguidores, una empresa sin trabajadores, una creencia religiosa sin creyentes,...
Por tanto, si profundizamos un poco en algunos aspectos, nos daremos cuenta de la importancia que tienen las herramientas ciudadanas de participación y de protesta social.
- Participantes: creo que esto es bastante evidente. A mayor número de participantes en un acto reivindicativo (sea del tipo que sea), mayor eficacia de la herramienta (ya sea huelga, manifestación, concentración, recogida de firmas,...). De aquí, la gran batalla de cifras que existe entre los organizadores y las instituciones a la hora de cuantificar la asistencia de más o menos participantes, para valorar el mayor o menor éxito.
- Visiblidad: un acto de protesta o reivindicativo tiene que tener una alta visibilidad para ser eficaz. Y hoy en día, la visibilidad de casi depende en buena medida de la cobertura que hagan los medios de comunicación y, también, de una buena gestión de las redes sociales. Dado que el impacto mayor lo generan los medios, para que las reivindicaciones sea efectivas se tendrá que buscar algún efecto asociado: originalidad, novedad, efecto sorpresa, efectos colaterales causados,...
- Efectos: y muy relación con el anterior, los efectos que se generan con las acciones reivindicativas también suelen ser directamente proporcionales a la mayor o menor visibilidad del evento. Muchas veces los efectos pueden ser incontrolables para ambas partes.
- Constancia: cuando de reivindicar se trata, se ha de tener mucha paciencia, ser fuertes y constantes, porque no es fácil conseguir los objetivos propuestos de forma rápida.
Teniendo en cuenta estos parámetros, tal vez podamos entender cómo sí que hay algunas acciones reivindicativas y/o de protesta ciudadana que dan resultados. Sin ir más lejos, hace unos días, tuvimos la satisfactoria noticia de que las empresas que gestionan la limpieza viaria y el cuidado de los jardines de Madrid llegaron a un acuerdo con sus trabajadoras y trabajadores, que han evitado despidos masivos y precarización laboral.
Para ello, han sido necesarios los participantes, que han sido mayoritarios en las plantillas de cada empresa, la visibilidad que se ha logrado por el porcentaje de participantes y, sobre todo, por los efectos que ha tenido la huelga durante los 13 días que ha durado (constancia). Debo decir primero, que condeno cualquier acto de vandalismo que haya podido haber; y segundo, que me ha sorprendido la falta de solidaridad de muchas personas que, por su propio bienestar, permiten que despidan de sus trabajos a casi 1.500 personas y que le quieran bajar el sueldo casi a la mitad a las que no despidan. Despertemos! No pueden separarnos de esta manera, porque al final tendremos que repartir las migajas entre los precarios.
Tan eficaz ha sido que, sólo unas semanas después, el gobierno tiene previsto aprobar una ley de regule las huelgas y los servicios mínimos.
Sin irnos tan lejos, en nuestras islas, tenemos otro claro ejemplo de que las huelgas si son útiles: la marea verde. Aunque en este caso, parece que habrá que ser bastante más constantes.
Lo que está claro es que las luchas sociales, históricamente, no se han hecho desde el sofá, ni desde la comodidad de mirar por la ventana. Si queremos ejercer nuestro derecho a manifestar que no estamos de acuerdo con lo que ocurre, hemos de decirlo bien alto y bien claro.
manifestacion
Y nuestro gobierno, a veces por no decir casi siempre, se olvida de que estos derechos son constitucionales, que los ampara nuestra Carta Magna. No hay que olvidar que la actual normativa que regula el derecho a huelga se fundamenta en una ley del año 1.977. Es decir, de una ley que nació en plena democracia y como una parte más de los grandes acuerdos de la transición.
Por último, no nos dejemos engañar. El gobierno quiere "disfrazar" de seguridad ciudadana lo que realmente son otros asuntos, más relacionados con temas de índole laboral. Y que no nos confundan con la regulación de los "servicios esenciales" (que es lo que la Constitución permite) con los "servicios mínimos", porque NO SON LO MISMO.

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Entrada publicada por Juanma Gil en "Al día del Trabajo Social", en el diario digital menorcaaldia.com, el 23.11.2013

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